Es uno de los seis centros públicos de la región bilingües y destaca su proyecto totalmente ''diferenciado'' basado en la innovación digital.

Con mucha ilusión, pero también con muchos nervios; así han vivido este día más de seiscientas familias de Cerro Gordo, que después de más de una década solicitándolo, hoy por fin, han acompañado a sus hijos a pie, sin la necesidad de tener que montarlos en el coche.

Sentir nervios es algo habitual para los niños y padres que asisten al día de la ''presentación'', pero hoy en este barrio, la jornada se ha vivido de manera especial por todo lo que conllevaba.

La consejera competente en la materia, aseguró en agosto que los trabajos avanzaban ''a buen ritmo'' y que el día 10 de septiembre los niños comenzarían con total normalidad, aunque en la práctica, el comienzo ha sido, cuando menos peculiar: sacos de cemento, hormigoneras, tubos y carretillas de obra hasta el último día, y servicios fundamentales para muchas familias como el aula matinal y el comedor, que hasta ayer por la tarde no tenían fecha de inicio oficial, porque las instalaciones ‘’no estaban completamente preparadas y equipadas’’, pudiendo haber sido un problema para aquellos que necesitan conciliar.

Además, durante el verano ha imperado la incertidumbre y preocupación de toda una barriada expectante a las obras, que, por cierto, es muy ''activa'' en redes sociales, y en los últimos meses ha participado en serios debates sobre si estaría listo o no el colegio.

Valoraciones particulares como ''eso no va a estar acabado hasta 2022'', ''he pasado esta mañana y está todo muy parado'' o ''se ven muy pocos obreros trabajando'' han sido frecuentes en los grupos vecinales, generando -inevitablemente- cierto temor y desánimo entre los habitantes afectados.

Igualmente se ha criticado que el proyecto inicial del centro educativo no se ajuste fielmente a la realidad, ya que las zonas verdes y arboleda que aparece en la maqueta, no se ven -al menos de momento-.

Hoy comienza el curso y cientos de vecinos han dejado a los niños en unas instalaciones completamente nuevas, que sólo el claustro conoce, puesto que, hasta el momento, no ha podido celebrarse ninguna jornada de puertas abiertas para mostrar el colegio. Tampoco se han presentado los maestros de 1º a 6º de primaria -ni físicamente, ni de manera virtual- quizás porque todo ha sido muy precipitado, pero lo cierto es que sólo las familias con niños de 2 y 3 años conocen previamente a los tutores de sus hijos.

Lo habitual en estos casos, es que cuando un colegio se inaugura, oferte exclusivamente los cursos más bajos, pero teniendo en cuenta la necesidad de este centro, y el retraso que ha habido a pesar de su demanda, ha abierto sus puertas esta mañana para acoger de una misma vez, a 600 alumnos de entre dos y doce años.

Se añaden además las numerosas medidas anti Covid puestas en marcha con motivo de la pandemia, como la prohibición a los padres de entrar en el centro, los distintos accesos de entrada y salida o los horarios escalonados, que, en algunos casos, diferencian hasta en media hora la entrada de un niño de Infantil con uno de Primaria.

Pese a todo, el sentir general de los vecinos ha sido de felicidad y emoción por ver a sus hijos en este colegio, donde se sabe que tanto el equipo directivo como el profesorado, ha trabajado contra reloj y comienzan a impartir sus clases con gran entusiasmo. Detalles como una alfombra roja para entrar, aplausos, globos en todos los accesos o música infantil para los más pequeños han hecho más divertido el arranque.

Se cumple así un sueño para esta zona de Badajoz en constante crecimiento, un barrio muy joven que ha demostrado tener población suficiente para llenar un colegio. Ahora solo falta que el gobierno de la Junta de Extremadura tome nota y comience a trabajar ya en la construcción del Instituto.

Mientras tanto, el vecindario disfrutará de un gran colegio, participativo e innovador en muchos aspectos, que pronto funcionará viento en popa a toda vela.

Es curioso que después de todo, hoy se escuchará por primera vez el particular sonido de un ''recreo'', desde un patio donde se celebrarán multitud de actividades que darán vida a un barrio que lo anhelaba hace demasiado tiempo.