La Península Ibérica es una realidad histórica que se remonta milenios atrás. Sus ciudades están repletas de vestigios materiales que nos evocan a épocas pretéritas. Desde la más grande hasta la más pequeña, todas ellas cuentan con algún elemento antiguo que hace que los autóctonos y los visitantes se detengan a contemplarlo por igual. El caso concreto de Badajoz no supone ninguna excepción, su casco antiguo alberga un gran número de tesoros arquitectónicos que seguidamente desglosaremos. Cabe destacar que, como su propio nombre indica, es la parte más antigua del municipio, y que aquí encontramos elementos que van desde la época de dominio musulmán en la región hasta el siglo XIX y XX. Aquí se puede consultar como ha evolucionado la ciudad has nuestros días.

Seguidamente realizaremos una evolución cronológica por los espacios más destacados, comenzando por la Torre de Espantaperros. También es conocida con el sobrenombre de Torre de la Atalaya, por su morfología externa. Data del siglo X y está catalogada como Bien de Interés Cultural. Su estética nos permite interpretar cómo eran las edificaciones militares del periodo islámico en la región.

Cerca de la torre encontramos los jardines de la Galera, también del siglo X. Marcan el inicio del perímetro amurallado de Badajoz y son de una belleza excepcional. Siguiendo las huellas de la ocupación musulmana, tenemos la Alcazaba, una fortificación que es considerada como la más grande de Europa en relación a su tipología. Dispone de varias evoluciones estéticas, con su origen en el siglo XI. Dispone de 1250 metros de muralla exterior, más de un kilómetro. Aquí se encuentra el museo arqueológico provincial, junto a varios equipamientos que guardan relación con la Universidad de Extremadura. En su interior encontraremos un sinfín de edificios importantes como el Palacio de los Condes de la Roca, la antigua Catedral de Santa María o la anteriormente citada Torre de Espantaperros. En definitiva, varias ruinas arqueológicas que nos ayudarán a interpretar el espacio en su totalidad.

De época Medieval, se han de destacar tres edificios importantes: el primero de ellos es la catedral. Conocida también con el nombre de Catedral Metropolitana de San Juan Bautista de Badajoz, fue fundada en 1230 por Alfonso IX de León. Su construcción se prolongó hasta el siglo XV, y aquí tuvieron lugar varios acontecimientos importantes, como es el caso de la boda de Fernando VI con la infanta Bárbara de Braganza en 1729. De época medieval es también la Plaza Alta, una gran superficie porticada donde se celebraban los mercados urbanos. También tenían lugar varias festividades y celebraciones, un elemento característico de todas las plazas municipales.

En la época moderna encontramos la Puerta de Palmas, una entrada monumental del siglo XVI. Este es un periodo donde observamos un punto de inflexión en el continente europeo, con la eclosión de grandes figuras históricas como Ana Bolena, mujer de Enrique VIII, Lorenzo de Medici, Leonardo da Vinci, Galileo Galilei o nuestro Miguel de Cervantes, autor de obras célebres como El Quijote, o Rinconete y Cortadillo. Una obra altamente curiosa y menos conocida que la anterior, pero con algunos elementos interesantes como la descripción de la ventiuna, un juego muy similar al blackjack que ahora disfrutamos todos online.

 

Finalmente, en relación a este período histórico hay que hablar del Puente de Palmas, el más antiguo de la ciudad. Atraviesa el río Guadiana y fue edificado también en el siglo XVI; su nombre, obviamente, guarda relación con la puerta anteriormente descrita, ya que ambas se comunican. Tiene 32 arcos y 585 metros, y su fisonomía cambió con el paso del tiempo. Es considerado como uno de los iconos de la ciudad, ya que por la noche muestra una iluminación magnífica que destaca con el contraste del río. La última restauración data del año 2003.

El último edificio que hay que destacar es el Palacio Municipal, es decir, el ayuntamiento de la ciudad. Fue construido en 1852 y se encuentra muy próximo a la catedral. De estilo neoclásico, no se remató su apariencia externa hasta 1889 cuando se colocó el reloj exterior. Es un edificio que destaca por su racionalidad inherente, sin grandes pretensiones, altamente utilitarista y perfecto para su función administrativa. El salón de plenos es el espacio más destacado de todo el edifico, ya que encontramos pinturas de Manuel Montesinos, con elementos alegóricos de la historia española y extremeña.