La pintura destaca por la ejecución del paisaje y las armaduras pero, sobre todo, por la impresión de abatimiento del conquistador y su tropa tras la derrota sufrida por Cortés al intentar conquistar la capital azteca. En el texto que acompaña al cuadro se dice que “Bernal Díaz del Castillo (conquistador español que participó en la conquista de México) contó en su crónica que a Cortés se le saltaron las lágrimas al ver la magnitud del desastre”. Esta mención dio lugar a la leyenda de que el extremeño lloró amargamente la derrota bajo un árbol que hoy todavía se conserva en parte en la ciudad de México.

   Esta obra, adquirida para el museo Bellas Artes de Badajoz en el año 2000, era conocida por especialistas en pintura española del siglo XIX pero se ignoraba desde hacía tiempo su paradero. Fue pintada por Manuel Ramírez Ibáñez cuando contaba 34 años de edad, por lo que puede considerarse un trabajo de cierta madurez.

   La composición se distribuye en dos grupos: el de Cortés, la india ricamente enjoyada detrás de él y un capitán de espaldas que sujeta el caballo del conquistador sobre un fondo boscoso más oscuro. En el grupo más alejado de la derecha desfilan las derrotadas tropas sobre un fondo más luminoso constituido por un celaje más propio del alba que de la noche. Destaca la correcta ejecución del paisaje y más aún los brillos de las armaduras, especialmente la de Cortés. Pero, sobre todo, sobresale la impresión de abatimiento, cansancio y derrota del conquistador y su fiel tropa.