El parón liguero para la disputa de los encuentros internacionales de la selección española de cara a la clasificación para el próximo Mundial de Fútbol trajo consigo las mismas sensaciones que lleva dejando el combinado de Luís Enrique desde que asumiera el cargo el 9 de julio de 2018. Por un lado, síntomas de que a la selección le falta madurez para los encuentros importantes, como se demostró en la derrota frente a Suecia, y por otro lado, euforia por las dos siguientes victorias que reaniman a la afición y la llenan de optimismo.

El seleccionador español por su parte siempre transmite tranquilidad, como asumiendo que domina y controla todo lo que le rodea, desde lo deportivo hasta la prensa pasando por la opinión del aficionado. Pero la realidad es que los españoles viven en una constante montaña rusa emocional capaz de pasar de la emoción a la depresión en cuestión de minutos. Y eso mismo sucedió en estos encuentros, porque de perder contra Suecia y quedar a merced de ellos para clasificarnos, a depender de nosotros mismos tras vencer a Kosovo y caer derrotados los suecos ante Grecia pasaron apenas 6 días.

En menos de una semana, España pasó de estar al borde de la eliminación a ser la máxima favorita en las apuestas en directo de bet365 a clasificarse primera en su grupo. 

El caso es que a pesar de vencer no sin apuros a Kosovo en el último encuentro de clasificación para el mundial, las dos últimas victorias no pueden esconder las dificultades que está teniendo la selección para clasificarse en un grupo bastante asequible, y que además, las sensaciones respecto al juego del equipo tampoco están siendo positivas, como sucedió en la pasada Eurocopa.

Y el ejemplo más claro de estos golpes de timón que siembran las dudas sobre la buena dirección del combinado nacional son los 25 futbolistas que ya han debutado con Luís Enrique en apenas 3 años. Es cierto que algunos jóvenes jugadores se han ganado la confianza del técnico asturiano y son fijos en las convocatorias, pero el resto de jugadores van entrando y saliendo sin un patrón claro, lo que hace totalmente impredecibles las convocatorias, y poco reconocible al equipo parón tras parón de selección. 

Lo más positivo de todo es que la selección nacional depende de sí misma para clasificarse primera en su grupo, y que además, la victoria de Grecia sobre Suecia obliga a los helenos a vencer de nuevo a Suecia para mantener vivas sus opciones de clasificación, por lo que no les será fácil puntuar ni a suecos ni griegos en un grupo en el que ambos tienen 2 partidos menos que España, que sigue primera con 13 puntos por 9 de Suecia y 6 de Grecia, únicas selecciones con opciones de clasificación en la actualidad.

No habrá partidos de clasificación en un tiempo, así que al futbolista le toca centrarse en su club para tener buen rendimiento y ponérselo complicado al seleccionador en la futura lista de convocados, que cada vez se irá pareciendo más a la que esperemos tenga de cara al próximo mundial.