El campo extremeño no deja de mirar al cielo; quizá, ahora más que nunca. A pesar de que las precipitaciones registradas en las últimas semanas hayan garantizado esta campaña y "casi la del año siguiente", tal y como asevera el secretario de Acción y Agricultura de UPA Extremadura, José Cruz, no han sido beneficiosas en el calendario. "Se están retrasando las labores de preparación de terreno, abonado y trasplante", lamenta Cruz.
Un problema que están sufriendo especialmente las explotaciones de tomate. Juan Manuel Torres es un vecino de Lobón que sembrará unas 40 hectáreas de este cultivo este año. A día de hoy tan solo tiene en la tierra 8,5 divididas en dos parcelas, y con suerte. "Nosotros este año hemos empezado dos semanas después, pero hay agricultores que aún no han podido entrar en la tierra", declara mientras asevera que este año no habrá tomate temprano. "Van a ir todos juntos para adelante", algo que afectará a la recogida y producción. "Los tomates tardíos dan menos toneladas por hectárea, a partir de agosto ya no se colorean igual".
A esto se le suma el deterioro de las plantas en el invernadero, que no pueden ser trasplantadas hasta que los terrenos no se oreen. "Hay gente que la está tirando desde el invernadero porque se le pasa el ciclo", puntualiza.
Mayor gasto en tratamiento
La compra de nuevas plantas no será el único gasto que prevén sumar los agricultores extremeños esta campaña. Y es que, según explica Torres, aunque el precio se mantenga por estar contratado de forma previa, el tomate será menos rentable al necesitar más tratamientos. Una carencia que también sufrirán los cultivos de frutales en la región, tal y como adelanta el técnico en tratamiento, plagas y calidad en campo de una finca con más de 480 hectáreas de frutales, Juan Blas Durán. "El miedo que tenemos es que con esta humedad, si la semana que viene suben las temperaturas, se dispare todo tipo de enfermedades", revela el joven.
Esta finca, entre Gévora y Talavera la Real, cuenta con ciruelos, melocotoneros y perales, entre otros. Según relata Durán, las que más están sufriendo estas lluvias a destiempo son las variedades tempranas. "Hemos tenido muy mal clima para la polinización. La abeja no ha podido trabajar y los árboles están bien escasos de fruta", lamenta. Un obstáculo al que se añade el desarrollo anormal de la fisionomía vegetal, "porque los árboles no se están desarrollando lo que deberían desarrollar a mediados de abril".
Ante esta situación, el campo extremeño continúa mirando al cielo. "Deberíamos de estar abonando y regando ya, pero con estas aguas no se puede", apunta Durán. "Lo poco que hay en el campo ahora mismo está en el aire, puede llegar o puede tener que replantarla de nuevo", añade Torres. De lo que no cabe duda, como dice Cruz, es que la agricultura regional necesita que empiece ya la primavera: "eso es lo que la planta necesita".
