Los activistas de los Campamentos Dignidad de Extremadura que realizamos durante la pasada noche el escrache en la puerta del domicilio particular del presidente de la Junta de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, finalizamos la protesta a las 8 de la mañana, tras pasar la noche al raso en dicho lugar.

Tras este escrache, exigimos dos cosas:

- Por un lado, que el gobierno de Fernández Vara ponga fin de una vez a los recortes sociales, y rompa con la línea continuista de Monago. Por ello, instamos al señor Fernández Vara a que invierta como mínimo lo que se comprometió en la ley contra la exclusión social: 86 millones de euros para renta básica, muy lejos de los 46 insuficientes millones que invierte a día de hoy, con los que se salta la ley.

- El pasado 3 de julio pedimos una reunión con el señor Fernández Vara para tratar todos estos problemas que sufre día a día el pueblo extremeño. Sin embargo, el pasado 10 de julio recibimos su respuesta negativa. El presidente nos negó la reunión alegando falsos motivos: Que “no estamos constituidos legalmente” y que por eso no nos incluyen en la Comisión Regional de la Renta Básica.

¿Cómo entonces es que repartimos alimentos del FEGA o acogemos a personas que cumplen las penas de Trabajo en Beneficio a la Comunidad? Claro que tenemos estatutos y somos una organización legal. Lo que no somos es la sucursal ni los recaderos de ningún político o partido. Lo único que ocurre es que ni hemos estado nunca ni estamos en venta. Vara ya no se acuerda cuando vino al Campamento Dignidad, a la puerta del SEXPE, en marzo de 2013. O cuando todo su afán era encabezar la manifestación convocada por los Campamentos pidiendo la dimisión de Monago (octubre de 2014), ni cuando se reunió con Podemos en la Corrala Dignidad (junio de 2015), antes de la constitución del gobierno regional. Ahora ya no le hace falta “la calle”. Ahora está tan a gusto en su despacho institucional, cobrando su salario millonario, despreciando a la gente más humilde y a los movimientos sociales.

Nosotros y nosotras queríamos hablar con él, pero tras negarnos la reunión, la única opción que nos dejó es que fuéramos a hacer el escrache a la puerta de su casa para que nos escuchara. Por ello, si de verdad está comprometido con los problemas de Extremadura, exigimos una reunión con él para el mes de septiembre.

Afirmamos, que el escrache es un aviso ante su política de negación de diálogo con los movimientos sociales, continuista con la de Monago, y ante sus políticas de recortes sociales