La presidenta de la Diputación de Cáceres, Charo Cordero, acompañada del diputado de Cultura, Juventud y Deportes, Álvaro Sánchez Cotrina, ha presentado e inaugurado la primera muestra del programa denominado “Hablan nuestros documentos”, a través del cual se expondrán periódicamente conjuntos de documentos históricos que atesoran el Archivo y la Biblioteca de la Institución provincial, y que cuentan cómo era la sociedad, cómo ha ido evolucionando y cuál era la relación de la ciudadanía con las administraciones.

   Cordero ha querido presentar el programa en el vestíbulo del Edificio Pintores 10, que tiene la Diputación en la capital cacereña y que es la sede del Archivo y Biblioteca, por lo que será el lugar en el que se exhiban los documentos.

   “Se trata -ha explicado la presidenta- de que los visitantes conozcan importantes aspectos históricos, sociales y de funcionamiento relacionados con los fondos documentales y bibliográficos que conservan el Archivo y la Biblioteca, porque los documentos esconden múltiples aspectos de la vida de otras épocas”.

   “Así -ha añadido-, serán los documentos los que hablen o expresen cómo vivían, sentían o se relacionaban con la Administración las personas de aquel tiempo, y nos cuenten qué sucedía en la provincia en un pasado remoto o cercano”.

   Para facilitar el conocimiento, y ampliar el carácter de difusión y divulgación de los fondos, los documentos expuestos irán acompañados de material de la biblioteca o hemeroteca, así como de su correspondiente ficha catalográfica y de un folleto explicativo. Del mismo modo, los materiales se pueden descargar a través de la página web http://ab.dip-caceres.es o a través de cualquier dispositivo móvil mediante los correspondientes códigos QR.

   La primera muestra, inaugurada este jueves por la presidenta, exhibe una selección de Constituciones históricas, arrancando con la de 1812, que dio inicio a que surgieran las Diputaciones provinciales, y siguiendo con las constituciones de 1837, 1845,1869, 1931 y 1975.

   Junto a estas constituciones, se muestra también el Libro de Actas de 1835 a 1837, cuya primera sesión recoge el Acta fundacional de la Diputación Provincial de Cáceres, que tuvo lugar el 1 de noviembre de 1835. En este día se constituye la Diputación bajo la convocatoria del gobernador civil Pedro Donoso Cortés, que ejerció como primer presidente. Además del gobernador civil constituyeron la Diputación otras trece personas: Francisco Perales (diputado por Alcántara), Ángel Arenas (por Navalmoral de la Mata), Miguel Flores (por Montánchez), Lope Sánchez de la Mata (por Jarandilla de la Vera), Joaquín Acedo (por Coria), Tomás Pintor (por Logrosán) y Antonio Carvajal (por Plasencia).

   Aprovechando que se celebra el 40 aniversario de la Constitución de 1978, se exhibe un ejemplar de la Constitución de 1978 que se custodia en Presidencia de la Diputación, que está ilustrado por 41 grabados de cuarenta artistas de primera fila, representativos de diferentes estilos y tendencias, como Joan Miró, el Equipo Crónica, Eusebio Sempere, Antonio Saura, Modesto Cuixar o Eduardo Naranjo. Una edición única y limitada de 250 ejemplares, todos ellos numerados y firmados por los creadores de la obra gráfica que ilustra el texto, y diligenciada notarialmente. Con unas dimensiones de 55 centímetros de largo, 40 centímetros de ancho y 6,5 de grueso, y un peso de 10 kilos.

   En la encuadernación de la obra, trabajada manualmente por artesanos especialistas, se empleó una piel entera de cabra por ejemplar para conseguir uniformidad en las calidades de color y tersura. Sobre el color rojo de la piel de las tapas y sobre el lomo, cruzado por nueve nervios transversales, se grabaron a fuego, en oro, grecas originales. El interior de las tapas aparece forrado en moaré de tonos granates y las guardas del tomo están confeccionadas con papel hecho a mano.

   La Constitución de Cádiz, aprobada en 1812, conocida como la Pepa, es la primera Constitución propiamente española, ya que el Estatuto de Bayona de 1808 no dejó de ser una “Carta otorgada” marcada por el sello napoleónico.

   Enlazaba con las Leyes tradicionales de la Monarquía española pero, al mismo tiempo, incorporaba principios del Liberalismo democrático, tales como la Soberanía nacional y la Separación de poderes.

   Tras el Estatuto Real de 1834, la Constitución de 1837 incorporó, por vez primera en nuestra historia constitucional, una declaración sistemática y homogénea de derechos.

   La Constitución de 1845 fue un esfuerzo de los moderados por conciliar tradición y revolución. En ella no aparece, como en las anteriores, la soberanía de la nación, sino que sería una soberanía compartida por las Cortes y el Rey.

   A la Constitución de 1869 se trasladaron los puntos básicos de la Revolución de 1868: Soberanía nacional, Sufragio universal, concepción de la Monarquía como poder constituido y Declaración de Derechos.

    La Constitución de 1876 permitía la alternancia de partidos. Posibilitaba el derecho de asociación; la tolerancia religiosa en la práctica privada de las religiones, sobre la base del reconocimiento del Catolicismo como la religión del Estado; la libertad de imprenta, y la libertad de enseñanza.

   La de 1931 recogió las ilusiones colectivas. La República y la Constitución fueron la consecuencia inevitable de la dictadura de Primo de Rivera. Los principios po