Entre estas, está el “hashtag” #DeleteFacebook, donde los consumidores manifiestan su desacuerdo y enfado con las políticas gestionados por la organización del conocido Marj Zuckerberg  y donde animan a varios a cerrar sus cuentas en la misma, proceso que se han animado a realizar varios de estos clientes.

Si bien el propio Zuckerberg ha declarado que la compañía hizo investigaciones y tomó medidas (junto a muchas otras redes sociales) para mejorar la seguridad y privacidad de los usuarios esto no ha generado calma por parte de las personas, las cuales manifiestan temor de convertirse en víctimas de un fraude, robo de información valiosa o simplemente el hecho de invadir la privacidad de sus publicaciones y demás datos de interés.

No obstante, la compañía Facebook como afirmativamente señalan los medios de comunicación no tuvo (teóricamente) ninguna falla en su sistema, puesto que el servidor proporciona la alarma o el anuncio al cliente cuando le cede sus datos personales a una compañía externa para el uso de los mismos, estableciendo este hecho como un parámetro obligatorio y legal dentro de las leyes y estatutos conocidos, dando potestad al usuario de permitir el acceso a los mismos por uso propia cuenta, sin intervención del que proporciona el servicio.

Por lo tanto, esto implica que los datos obtenidos por la empresa Cambridge Analytica se la entregó cada uno de los usuarios que se vieron en el hecho de darle click a la opción “permitir” cuando el servidor le preguntaba si quería compartir sus datos personales. Sin embargo, esto no significa que la empresa tenga la potestad de influir en el pensamiento y toma de decisiones de los usuarios y sus datos, acontecimiento que quedó demostrado  durante las campañas sobre Bexit, las elecciones presidenciales en los Estados Unidos y otras campañas publicitarias persuasivas.

Al momento de revelarse esta información, la polémica quedo desatada y el director de Facebook tuvo que prestar declaración en los tribunales, explicando sus políticas de privacidad aunque el mensaje ya estuviese dado: las personas pueden ser fácilmente manipuladas si se conocen unas ciertas características de los mismos, no solo a nivel físico sino también a nivel online.

Por todo esto, fue necesario que las empresas reformaran sus políticas de seguridad, a través de un proceso de análisis exhaustivo de sus servicios y revisión constante, elevando las actualizaciones de los mismos en cada una de las redes sociales a casi 4 por año, siempre con la intención de “mejorar la calidad del servicio”. Lo cierto es, que este llamado de atención para Facebook pudo haberle caído como balde de agua a cada una de las grandes empresas de comunicación, prendiendo la alarma y mejorando sus sistemas y políticas de privacidad para así mantener sus intereses y seguir prevaleciendo en el mundo empresarial.